El Estado mexicano, un estado Machista?


El Estado Machista. 

¿Qué peso histórico soportamos para que nuestro Estado mexicano sea machista? Acaso  es culpa de la religión impuesta,  de la educación,  de la tradición o la herencia cultural? ¿De dónde proviene ese machismo de los mexicanos? No lo sabemos y quizás ya no sea  necesario  hacer un análisis y un estudio profundo como sociedad para saberlo, si no se encuentra el camino correcto para solucionar esta problemática que nos aqueja como nación. Por lo menos debemos iniciar por aceptarlo.  El maltrato y la violencia hacia las mujeres es el sinónimo de una sociedad que no evoluciona y que se ha quedado trabada en ese proceso de desarrollo que hace que las naciones sean diferentes unas de otras, en las que la aspiración siempre será la de vivir mejor y en condiciones de bienestar como seres humanos.    Desde siempre  la lucha ha sido  histórica de las mujeres por sus derechos universales,  como la equidad de género, que ha sido bandera de colectivos que han levantado la voz  por  un feminismo incomprendido por una  clase política dominada por los hombres. Las mujeres ni siquiera deberían luchar por algo que debe ser respetado y promovido por el Estado como garante de su igualdad,  de su derecho a la vida y de su derecho a ser felices por el simple hecho de existir. Es incomprensible que quien da la vida sea también una víctima y a quien su vida le sea arrebatada en actos de inmensa crueldad y cobardía.  Entrampada se encuentra la clase  política la cual   no tiene  respuesta y es acusada de insensibilidad e ineficiencia para diseñar políticas públicas a corto y largo plazo  que permita eliminar esa barbarie de violencia desatada contra las mujeres. El feminismo como corriente es la respuesta a esta falta de acción o indolencia. Pretender desacreditar cualquier manifestación ideológica sea cual sea también es un acto   de pretendida  represión, muchas veces   manipulada desde los pasillos del poder público y desde ese sector de la sociedad recalcitrantemente machista. Ese no es el camino. Crear instituciones fuertes, estructuras sociales sólidas y políticas públicas transexenales y a largo plazo tal vez sea el camino que por lo pronto se ha vuelto angustioso y tortuoso, el cual tenemos de recorrer y transitar  como sociedad,  para librarnos de ese oscurantismo proveniente de la edad de piedra,  que domina y agobia con sus brazos de violencia el presente y futuro de quien tiene la desdicha de nacer mujer como hasta ahora en este país, donde el Estado se atrinchera en un machismo arcaico,  resistiéndose a perder ese  poder inhumano, deshonesto y corrupto sobre la mujer.      
Carlos Sandy.

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